El reto de la comunicación médica eficaz: ¿equipo interno o externo?

El reto de la comunicación médica eficaz: ¿equipo interno o externo?

En nuestro país, y pese a la configuración multicultural y multilingüística de nuestra sociedad, los centros de atención primaria y hospitales públicos todavía no disponen de un equipo de intérpretes internos que pueda garantizar una comunicación efectiva con todos los pacientes, sobre todo los que no tienen un conocimiento suficiente de nuestra lengua.

Mientras muchos centros privados sí tienen servicio de intérpretes, en el sector público, muchos pacientes se hacen acompañar por sus hijos, que les hacen esta función, pero es evidente que no es una solución idónea.

Ser atendido en su propia lengua es un derecho que tienen los pacientes. Y los profesionales de la medicina deben asegurarse de que su mensaje llegue correctamente y con precisión.

El servicio de los intérpretes se puede requerir en situaciones muy diversas en un entorno de asistencia médica y hospitalaria: desde una consulta con el médico de cabecera o con un especialista, hasta una intervención quirúrgica, pasando por el servicio de urgencias, las sesiones informativas sobre un tratamiento o prueba piloto, o la comunicación del fallecimiento de un familiar.

Las ventajas de tener un equipo interno de traductores médicos son evidentes, sobre todo para la optimización de la comunicación:

  • la consistencia de la relación intérpretes – pacientes
  • la especialización
  •  la disponibilidad inmediata
  • el soporte técnico y emocional

Como desventajas principales tenemos que el coste es elevado y que la oferta de idiomas será limitada.

En cambio, la opción de recurrir a intérpretes externos suele tener un menor coste, sobre todo en centros que no tienen mucha demanda, otras ventajas son la variedad de combinaciones lingüísticas y una mayor flexibilidad. Pero hay que tener en cuenta que deberemos destinar recursos a la coordinación del equipo y que quizás el trabajo de los intérpretes no sea tan consistente porque tendrán un conocimiento inferior de la disciplina y no podrán establecer una relación de confianza con los pacientes como los de un equipo interno.

El vínculo afectivo que se puede crear entre intérprete y paciente por el hecho de utilizar la misma lengua es muy elevado y puede ayudar a los pacientes en momentos especialmente delicados. El factor humano es básico en ese contexto. Es importante que el mundo sanitario sea consciente de ello y empiece a buscar soluciones.

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